La responsable del proyecto de formación vía Storytelling y Gamificación más ambicioso de España, nos lo explica.

Suena el teléfono, y al descolgar, un montón de palabrejas malsonantes y molonas nos acecha, pidiendo ayuda para poner orden y dar forma a esa nebulosa. “Engagement, gamificación, autoimpulso, transmedia, formación, storytelling, competencia digital, inmersión…”. Es, ni más ni menos, un ambicioso briefing con mucha idea y poca forma.

Los valientes que están detrás de este ambicioso discurso pertenecen a Lander, empresa vasca pionera en el desarrollo de simuladores que mejoran la formación de los profesionales del transporte, garantizando así la seguridad de bienes y personas.

Pero el buen olfato les lleva a pensar que nunca es suficiente cuando hablamos de seguridad, e imaginan una nueva solución con la que desarrollar habilidades, activar comportamientos y repasar conocimiento técnico.

Y lo mejor no es el Qué, sino la innovación en el Cómo: una solución que apuesta por la gamificación como motor, una historia potente que enganche y un entorno flexible en el que entrarás sólo si te apetece… Y el propio sistema hará que te sientas tan a gusto que sólo pienses en volver. Y volver te enriquecerá, y hará que te enganches. Y volverás, otra vez, pidiendo más.

  • Más contenidos
  • Más niveles
  • Más información
  • Más conocimiento
  • Más puntos
  • Más comunidad
  • Más interacción
  • Más historia
  • Más diversión
  • Más y más; más cerca del objetivo: aumentar la seguridad

Y perdonad por cortar el rollo, pero voy a frenar aquí un momento. Llegar hasta este círculo virtuoso ha dejado por el camino algunas cifras remarcables:

  • 5 meses dedicados a pensar. Sólo a pensar. Conceptualizar. 8 mentes expertas en storytelling, tecnología, management, sector ferroviario, diseño gráfico y gamificación.

  • 9 meses de producción en los que hemos dado a luz (literal!):

    • +60 min. de animación, divididos en 6 episodios de la serie Track to Safety. Un serie en la que los maquinistas (nuestro target) vivirán las amenzas de Mr. Pane, quien avivado por la venganza sembrará el pánico y se burlará de la seguridad del sistema ferroviario. Para impedirlo, la animación requerirá de la ayuda del espectador, que interactuará para dar continuidad a la historia.

    • 10 juegos que cobraron vida después de 400h de desarrollo, y que combinan mecánicas de juego variadas, múltiples niveles y varias modalidades de juego. Y como esto de la repetitibilidad nos lo tomamos muy en serio… nuestro juego estrella tiene 62 niveles de dificultad. Ahí es nada.

    • 16 misiones que alargan la experiencia y desbloquean subtramas como premio por haber indagado a través del contenido teórico.

    • 15.000 líneas de código que dan forma a la plataforma web. Ésta, impregnada con más de  20 elementos de juego, es el espacio dónde el universo Track to Safety cobra vida. Los usuarios pueden personalizar y consultar la evolución de su perfil, disfrutar de la serie, desbloquear niveles de los juegos, escalar posiciones en el ranking, conseguir medallas (hay más de 100, veremos quién es un jugador achiever y las consigue todas!), consultar documentos, superar misiones y compartir el conocimiento en el apartado social automoderado.

    • Y, por supuesto, una puerta trasera por la que el formador puede participar, trackear el progreso y detectar cuáles son los temas más debatidos en el área social, y por lo tanto, en qué aspectos puede poner foco en futuras formaciones.

Esta es la descripción, sin intención de abrumar, del resultado a tanto esfuerzo. Y ahora vendrán los puretas a preguntar en qué parte está el contenido. ¡Me encanta esta pregunta!, porque no hay un espacio concreto, sino que tanto el contenido hard (señales, protocolos, terminología…) cómo el soft (memoria, gestión del estrés, comunicación…) se han mimetizado con la plataforma, presentes en cualquier rincón. En los guiones de la serie, en las interacciones que tiene que realizar el usuario, en los temas que se abren en el espacio social… Son transversales, omnipresentes y no molestan a la vista, pero tranquilos todos que se dejan ver.

Y ya está. Ya hemos llegado a la meta, con los brazos en lo alto y los músculos doloridos. Después de tanto sprint, tantas cifras, tanta presión y tanto esfuerzo, parece que el mundo se ralentiza y el tempo baja a la mitad. Pero pasarlo juntos nos a cambiado a los 40 profesionales que hemos dado forma, voz, color y código a este proyecto. A los 40 inocentes que cuando nos metimos en esto no teníamos ni idea de cuál sería el final.

A los 40 invencibles en los que nos hemos convertido sólo queda un mayúsculo y sentido GRACIAS, por haber creado un monstruo del que nos sentimos tan y tan orgullosos. Es, sin duda, el mejor monstruo en el que se hubiera podido materializar esa nebulosa de palabrejas que un día de otoño llamó al teléfono de Cookie Box.